Me dijeron que en el Reino del Revés nadie baila con los pies, que un ladrón es vigilante y otro es juez y que dos y dos son tres… Vamos a ver cómo es el Reino del Revés.
Todo puede suceder en este reino del revés en donde todos los días, la capacidad de asombro se ejercita y se pone a prueba.
En este camouflage, la ley es letra muerta; toda decisión de un tal por cual, está por encima de la Carta Magna. Pensar que, ¿cuánto le cuesta a un pueblo alcanzar su organización jurídico política para que después espíritus caprichosos la tuerzan y retuercen a gusto y piacere?
¿Exageración? ¡No! Vehemencia, compromiso, mirar un ombligo y todos los ombligos. Porque como dice el tango: Vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo todos manoseados.
En este reino del camouflage arriba se juega al ta-te-ti: “si no es para ti, será para mí, ta-te-ti”. Y se escucha una voz socarrona que repite: ¡Decí alpiste! ¡Perdiste! Si el lector disculpa un deslice, es como en la ruleta rusa sólo que sin revólver; la consigna es sobrevivir.
Tal vez, se trate sólo de sensaciones. ¿Chi lo sa? Cierto es que, en este reino patas para arriba, Dante jamás se separa de Virgilio, ambos permanecen en el purgatorio.
¿Purgar? Hombre y razón, para quienes rigen los destinos de este Reino del Revés, no es bueno que vayan de la mano. El hombre que se reúne con otros hombres para ejercer la defensa de sus derechos de trabajador; es un haragán que si desea que en el ta-te –ti alguien le de una porción de la torta tiene que convertirse en un traidor, un transero que se sienta a negociar: ¡Los derechos no se negocian! Los derechos se garantizan, se respetan y se protegen.
Sin embargo, hay algo aún más llamativo en este pequeño mundo patas para arriba, y es que hay hombres que lejos están de ser cigarras que cantan al sol luego de estar un año bajo la tierra; son de corcho; hojas que el viento arrastra acá o allí…Acomodaticios que disfrutan de los triunfos ajenos.
*Cualquier semejanza con la realidad...Es pura coincidencia
Todo puede suceder en este reino del revés en donde todos los días, la capacidad de asombro se ejercita y se pone a prueba.
En este camouflage, la ley es letra muerta; toda decisión de un tal por cual, está por encima de la Carta Magna. Pensar que, ¿cuánto le cuesta a un pueblo alcanzar su organización jurídico política para que después espíritus caprichosos la tuerzan y retuercen a gusto y piacere?
¿Exageración? ¡No! Vehemencia, compromiso, mirar un ombligo y todos los ombligos. Porque como dice el tango: Vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo todos manoseados.
En este reino del camouflage arriba se juega al ta-te-ti: “si no es para ti, será para mí, ta-te-ti”. Y se escucha una voz socarrona que repite: ¡Decí alpiste! ¡Perdiste! Si el lector disculpa un deslice, es como en la ruleta rusa sólo que sin revólver; la consigna es sobrevivir.
Tal vez, se trate sólo de sensaciones. ¿Chi lo sa? Cierto es que, en este reino patas para arriba, Dante jamás se separa de Virgilio, ambos permanecen en el purgatorio.
¿Purgar? Hombre y razón, para quienes rigen los destinos de este Reino del Revés, no es bueno que vayan de la mano. El hombre que se reúne con otros hombres para ejercer la defensa de sus derechos de trabajador; es un haragán que si desea que en el ta-te –ti alguien le de una porción de la torta tiene que convertirse en un traidor, un transero que se sienta a negociar: ¡Los derechos no se negocian! Los derechos se garantizan, se respetan y se protegen.
Sin embargo, hay algo aún más llamativo en este pequeño mundo patas para arriba, y es que hay hombres que lejos están de ser cigarras que cantan al sol luego de estar un año bajo la tierra; son de corcho; hojas que el viento arrastra acá o allí…Acomodaticios que disfrutan de los triunfos ajenos.
*Cualquier semejanza con la realidad...Es pura coincidencia
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